Las manifestaciones estéticas de la Antigüedad Occidental y Oriental han tenido un importante impacto a través de los siglos y aún en la actualidad. Los diversos paradigmas del mundo antiguo han sido no sólo la manifestación visible de una determinada civilización sino que fueron reproducidos, transformados y resignificados. El relato hegemónico eurocentrista que transformó y galardonó el canon clásico grecolatino como punto de partida del arte occidental tendió a relegar e invisibilizar otros modos de representación del mundo antiguo que en paralelo continuaron desarrollándose y estableciendo diálogos interculturales. El considerable flujo e intercambio comercial de objetos y materiales especialmente a través del Mediterráneo permite entender la dinámica interconexión entre las diversas culturas antiguas y así estudiar sus modos de producción, la materialidad, los usos, la circulación y el consumo de imágenes y objetos. Las funciones rituales, religiosas, bélicas, políticas e ideológicas de éstos exigen marcos teóricos como la Antropología de las imágenes, la Cultura Visual y los Estudios Visuales desde la historia del arte, integrando cruces interdisciplinarios con la antropología, la arqueología, la Cultura material y la Historia Global para así cuestionar categorías establecidas por el relato canónico occidental tales como “arte”, “belleza”, “culturas primitivas”, entre otras. La actual perspectiva  decolonial, las renovadas visiones de género, la crítica al antropoceno, el Animal Turn e incluso los planteos antropológicos sobre diversas cosmovisiones y ontologías de la naturaleza en sociedades premodernas y precapitalistas constituyen un encuadre interesante y necesario para repensar las producciones visuales de las sociedades antiguas.