Sacudido por dos Guerras Mundiales y sus terribles consecuencias, el siglo XX, edificado sobre el logos como principio rector, sufrió un fuerte embate. Si el resultado que había arrojado era tan terrible, ¿por qué no volver la vista hacia otras formas de pensamiento? Se alzó de este modo el mythos como una forma alternativa para interpretar la realidad, siendo revalorizado por intelectuales y artistas, produciéndose un revival del mythos (Bauzá, 2005). De este modo, dejó de ser considerado como un mero sucedáneo del pensamiento primitivo y pasó a ser revalorizado como una parte constitutiva de la vida del hombre. Las modernas teorías del imaginaire así lo comprendieron, abordándolo desde exégesis diversas: psicología, antropología, sociología y filosofía, entre otros tantos campos del saber, que dan cuenta de ello. Asimismo, el arte encamina sus pasos en aquella dirección. En busca de narraciones originales, los relatos audiovisuales se nutren del caudal mítico que sirve para renovar sus contenidos y, una vez más, salen a nuestro encuentro para ayudarnos a pensar nuestro presente.
Si bien en sus inicios la ciencia ficción fue considerada como una literatura de bajas aspiraciones, con el paso del tiempo la especulación científica, ética y filosófica se incorporaron como parte consustancial de estos relatos que aspiran a presentarse como diferentes, pero que deben oscilar entre lo reconocible y lo novedoso. Es evidente entonces que: “el concepto de ciencia ficción aparece unido al cambio social provocado por el desarrollo científico y tecnológico. El interés radicaría en criticar, ampliar, revisar y revolucionar todos los modelos científicos” (de Miguel, 1988: 130). Por ello, la ciencia ficción no viene dada de una vez y para siempre, sino que, por el contrario, registra cambios a lo largo de la historia. Dichos cambios son producto no solo del contexto sino también de los avances y descubrimientos científicos y tecnológicos de la vida real que, inevitablemente, se reflejan en los universos ficcionales.
Siguiendo los conceptos desarrollados por Pablo Capanna: “la ciencia ficción procede de la actitud utópica y mitopoética, toma distancia frente a la realidad inmediata y se interroga por los fundamentos de nuestra existencia sacudidos por la revolución científico-técnica desde hace dos siglos” (1994: 105). La ciencia ficción nos ofrece además un espacio para pensar lo que nos sucede, así como para ensayar y anticipar posibles respuestas. Por este motivo, vamos a ahondar en las relaciones entre los arquetipos propuestos por los relatos mitológicos; los relatos provenientes del campo de la literatura y la ciencia ficción; y algunos casos de trasvases al campo cinematográfico, radial y audiovisual.